España no tiene ningún problema con la figura de Simón Bolívar, ni con la del general San Martín, ni con la de José Martí, ni con la de José Rizal, los héroes libertadores de los países suramericanos, de Cuba, de Filipinas. Todos ellos tienen estatuas en Madrid y en otros lugares de España, en algunos casos levantadas durante el franquismo y, en otros, donadas por los países de sus héroes nacionales. España ya ha pasado el duelo por el pasado colonial cuando perdió los últimos enclaves de ultramar en 1898, y desde entonces la relación con los países hispanoamericanos han atravesado muchas vicisitudes, desde la visión propagandística de la Madre Patria, a la segunda colonización más reciente con las multinacionales españolas de las que también han tratado de independizarse, y algún episodio lamentable ha ocurrido, porque los tiempos son distintos y la globalización afecta a todos y, por el momento, es inexorable.